La preocupación social por la huella de carbono es una oportunidad de éxito para las producciones locales y tradicionales.
EL cambio climático constituye una de las principales amenazas globales a las que debemos hacer frente en este siglo. La sociedad en su conjunto debe tomar conciencia de las variaciones climáticas que ya estamos sufriendo y la gran influencia que estos cambios tendrán sobre nuestra vida diaria.
Los profesionales de la agricultura y la ganadería somos uno de los grupos de población más vulnerables al cambio climático, por la influencia directa de la meteorología en nuestro trabajo, por eso debemos conocer el fenómeno y concienciarnos de que la reducción de los gases de efecto invernadero, la mitigación de nuestra "huella de carbono" no es una decisión, sino una obligación imprescindible para asegurar el futuro del campo y de nuestra sociedad tal y como la conocemos. Incluso fijándonos en las previsiones más optimistas sobre la evolución futura de las emisiones de gases de efecto invernadero, los estudios científicos revelan que un cierto grado de cambio en el clima es ya inevitable.
Esto se debe a que los principales gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono, el metano o el óxido nitroso, son químicamente estables y persisten en la atmósfera en largos periodos, desde décadas hasta siglos. De este modo, las emisiones de estos gases ejercen su influencia en el clima a medio y largo plazo.
Esta influencia en el clima se traduce en variaciones de los parámetros climáticos, las cuales afectan, en mayor o menor medida, a ecosistemas, sistemas productivos, sectores y a nuestro entorno en general. La rapidez con que se producen estas variaciones y la intensidad de las mismas determinarán los impactos que se produzcan a nivel local, regional y mundial.
Es un hecho constatado que los impactos del cambio climático ya se hacen sentir por toda la geografía mundial. Por ello debemos llevar a cabo todas las acciones necesarias para minimizar estos impactos.
Las prácticas agrícolas y ganaderas sostenibles son una ventaja competitiva.
España, por su situación geográfica y sus características socioeconómicas, es un país vulnerable al cambio climático, de ahí la necesidad de responder urgente y adecuadamente.
Las respuestas al cambio climático deben contemplar dos retos complementarios:
Ambos tipos de respuesta están estrechamente vinculados. Las posibilidades de adaptación dependerán del grado de cambio, y éste, por su parte, del éxito de las políticas de mitigación, que condicionarán las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Por todo ello, UPA está liderando en España la respuesta del sector agrario ante estos retos, en primer lugar asumiendo que los profesionales de la agricultura y la ganadería debemos ser conscientes de que, además de suponer un sumidero de carbono con nuestras producciones, hemos de asumir nuestro papel como generadores de gases de efecto invernadero, por nuestro consumo energético, el uso de maquinaria, etc., y convencernos de nuestra responsabilidad de cara a reducir nuestra huella de carbono.